Existe un lugar dentro de Ciudad Universitaria en donde periódicos con más de doscientos años de antigüedad son resguardados, se trata de la Hemeroteca Nacional y todos podemos visitarla.
Inaugurada en 1979, está conformada por más de 40 salas, distribuidas en cuatro pisos y el acervo se divide en dos colecciones o fondos: El Reservado y el Contemporáneo. El primero guarda publicaciones hechas en México que abarcan desde 1722 y el criterio temporal que los divide es la revolución mexicana, ya que fue en sus inicios que se decidió recolectar periódicos y revistas de todo el país para su documentación histórica, precisamente en 1912.
Antes de que la era digital nos permitiera la posibilidad de acceder a un número incalculable de archivos en cuestión de segundos, a través de nuestros celulares y computadoras; en la UNAM había que recurrir a este recinto para cumplir con una tarea o realizar una investigación y aunque probablemente haya quien siga haciéndolo de esa forma, la experiencia de visitar la Hemeroteca Nacional ha cambiado.
Lo interesante de recorrer sus pasillos y solicitar el material que los integra no solo radica en la variedad y riqueza del contenido, también resulta gratificante la cita desde una perspectiva sensorial, en donde la textura del papel en la yema de los dedos o el olor del pergamino y sus varias décadas son parte de un viaje temporal que se emprende en cada uno de los miles de diarios, revistas, historietas y microfilmes que puedes consultar de lunes a viernes de nueve de la mañana a seis de la tarde en la Zona Cultural de la UNAM.
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