Si activamos nuestra memoria hacia los libros de texto gratuitos que acompañaron a nuestra generación durante los estudios de primaria, podríamos recordar la viva imagen de Miguel Hidalgo en plena lucha, enmarcado en verde con el título de “Historia, Cuarto grado”, esta representación que quedó marcada en la memoria de muchos de nosotros es obra de José Clemente Orozco, remarcable muralista, litógrafo y caricaturista mexicano, quién de hecho fue el tercer artista mexicano en llegar al MoMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York. Reconocido como uno de los tres grandes muralistas mexicanos, junto con Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. José Clemente Orozco vivió gran parte de su infancia en Ciudad de México, dónde curiosamente cerca de su casa se realizaban los grabados e imprenta de José Guadalupe Posada, otro importante representante de la plástica en México, famoso por sus distintas representaciones de calaveras entre ellas la conocida imagen de La Catrina que ha quedado impresa en la cultura mexicana. Este prematuro acercamiento al arte despertó en José Clemente Orozco el gusto por la pintura, y aún cuando le fue impuesto estudiar en la Escuela Nacional de Agricultura, él logró hacerse caminó a la pintura comenzando por dibujos topográficos hasta llegar a plasmar su arte en los muros de la Suprema Corte de Justicia y Bellas Artes. Al haber pertenecido al periodo conocido como “entre guerras” en su obra se plasmaba que él era un artista serio, quién se preocupaba por su país la condición humana y la guerra, Orozco lograba plasmar impactantes y críticos mensajes desde sus caricaturas hasta sus mas grandes murales. Hoy en día a 70 años de su muerte, aún podemos apreciar sus obras al visitar importantes e históricos edificios mexicanos como en La Casa de los Azulejos, La Ciudad de México, dónde está su obra Omnisciencia. En el Centro Cultural Cabañas en Guadalajara quedó su famosísima obra El Hombre en Llamas. También en Ciudad de México, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, está La Trinchera. Riquezas Nacionales en los muros de la Suprema Corte de Justicia y Katharsis en el Palacio de Bellas Artes. Sin duda el arte y los mensajes de José Clemente Orozco quedaron y quedarán plasmados en la historia mexicana, pues gracias a sus precisas obras se puede revivir una época clave en la historia del país que nos ayuda a construir nuestra identidad como mexicanos.
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